martes, 31 de agosto de 2010

Gaza: Miserables y nuevos ricos

A menos de un kilómetro de "la línea" está la ciudad de Rafah, una especie de oasis de consumo aparente en medio de la nada de Gaza. La calle principal está llena de tiendas con los escaparates llenos de todo tipo de mercancías. Aunque, la verdad es que hay mucho movimiento y pocas compras. No hay dinero para consumir. Tan solo hacen negocio los puestos de kebab, dulces y helados. Coches y motos nuevos circulan por la calle, sin matrícula y con sus conductores dejándose ver. Son los nuevos ricos de un país lleno de miseria.
En Rafah, en la segunda línea de viviendas junto a los túneles (la primera está destruida por los constantes bombardeos israelíes), comienza el campo de refugiados de Yevna; decenas de bloques de casas a medio construir, o a medio destruir, en donde viven cerca de 8.000 personas. Un fuerte contraste con la calle principal. La mayoría vive de las ayudas de la UNRWA.
En el cuarto piso de un edificio medio en ruinas vive Khaled Zanun, un refugiado de 45 años que llegó, con sus padres, hace 40 de Al Abassia, al norte de Israel, junto al aeropuerto Ben Gurión. Sentado en el suelo, sobre una alfombra limpia, cuenta que está casado y tiene ocho hijas, pero que en enero de 2009, los bombardeos israelíes mataron a su único hijo, que solo tenía 15 días. "Los bombardeos sobre los túneles fueron muy intensos, el aire estaba muy viciado y mi bebé no podía respirar; murió intoxicado", dice con la mirada perdida. "Desde entonces soy un muerto. El mejor futuro es morir cuanto antes y dejar de sufrir".
La vuelta de Rafah a la ciudad de Gaza es una oportunidad para transitar una calle emblemática, la de Saladino, por la que se circulaba con alegría antes de 1948. Forma parte de una gran carretera que nacía en Marruecos y pasaba por Túnez, Argelia, Libia, Egipto, Gaza, Israel y Líbano, antes de llegar a Turquía. Ahora ya no es lo que era, como todos los territorios palestinos.
Circulan por el asfalto gastado de la vía de Saladino todo tipo de vehículos medio rotos. Desde grandes camiones, hasta pequeños carros de madera tirados por burros, que transportan materiales de construcción de segunda mano, obtenidos de las casas destruidas por los bombardeos.
Después de varias horas de viaje, se llega al barrio de Ezbeit Abd Rabo, en Gaza capital. Es otra de las zonas más castigadas los bombardeos de 2008-2009. Se ven infinidad de casas destruidas, que ni se han reconstruido, ni se podrán reconstruir en mucho tiempo. También hay solares limpios donde había casas de familias.
Majed al Atamma, 60 años, nos recibe en su nueva casa de barro que le ha entregado la UNRWA tras la destrucción de su vivienda y las de su familia. "Durante los bombardeos, los israelíes nos destruyeron seis casas y tres coches de taxi. Todo lo que teníamos quedó destruido por los helicópteros Apache, que se ensañaron con nosotros", dice con una mirada de ira. "Han acabado con nuestra vida".
En esas seis casas vivían 57 personas de su familia: hermanos, cuñados, hijos, sobrinos… "Después de casi un año de vivir en esa chabola", explica, "UNRWA nos construyó esta casa de barro en donde nos hemos metido mi mujer y yo, y seis hijos". La casa tiene unos 60 metros cuadrados repartidos en dos dormitorios, una cocina y un baño. Al lado, unas cuantas chabolas, un pequeño terreno labrado, dos burros y varias gallinas y patos.
Majed se muestra muy irritado. "Israel es un Estado terrorista. Primero nos quitaron nuestra tierra, en 1948, y 60 años después han destruido lo que habíamos logrado recomponer durante mucho tiempo. ¿Dónde están la democracia y la justicia? Antes podíamos vivir, aunque estábamos enjaulados en Gaza; pero ahora, ni eso. No tenemos nada. Lo destruyeron todo, con saña. La vida ahora es un infierno. ¿Qué tenemos que ver los civiles con una guerra? ¿por qué nos tienen encarcelados aquí? Palestina es nuestra tierra y nos la han robado. Además, durante todo el proceso de paz, desde 1994, Israel no ha dado un paso. Nosotros somos pacíficos y nos han encarcelado en un territorio pequeño. ¿Qué va a ser de nosotros?".
Esa es la pregunta que se hacen todos los habitantes de Gaza. Y la única respuesta que reciben viene de los clérigos en las mezquitas: hay que seguir luchando. El poder de la religión es total en la franja, de la mano del Gobierno de Hamás y del creciente movimiento islamista. Hasta en la calle se nota el aumento del velo entre las mujeres.
Ayat tiene 28 años, trabaja en el Ministerio de Religión y acepta fotografiarse con el velo que llevan las suníes. "Es un velo completo, hiyab, que llevo desde el primer año de universidad", explica. "Creo en él y me siento muy cómoda. Me aleja de los problemas y me da libertad para moverme sin que me conozcan. Nadie me obliga y lo hago porque quiero". Está casada y tiene un hijo y una hija. "A mi hija la dejaré elegir si lo quiere llevar o no".
Miserables junto a nuevos ricos
La calle principal de Rafah, donde están excavados la mayoría de los túneles que sirven para introducir mercancías subrepticiamente desde Egipto.
Miserables junto a nuevos ricos
Majed al Atamma vive en una casa de barro tras la destrucción de su vivienda y las de su familia -57 miembros- por los bombardeos israelíes.
Miserables junto a nuevos ricos
Ayat (dcha.), de 28 años, trabaja en el Ministerio de Religión y lleva velo completo desde el primer año de la universidad.
Miserables junto a nuevos ricos
"Antes podíamos vivir, aunque estábamos enjaulados en Gaza; pero ahora, ni eso. No tenemos nada", se lamenta Majed.
Miserables junto a nuevos ricos
Los claveles son uno de los pocos productos que puede exportar Gaza. Una parte de los beneficios queda en Israel. En la foto, trabajadores en una cámara frigorífica.
Los agujeros negros del planeta en ELPAÍS.com

1 comentario:

  1. Leido y entendido, querida amiga.

    Ojala que...todo fuera a mejor.

    Ojalá...!

    :)

    Un enorme abrazo.

    ResponderEliminar

El loco está abierto a todas las opiniones,
respeta y pide respeto en los comentarios...
Gracias por compartir tus locuras...